martes, 27 de octubre de 2015

Crónica: Stratovarius + Gloryhammer + Divine Ascension (Sala But, Madrid)

Es un sábado de agradable temperatura el que nos acompaña en el corazón del barrio de Malasaña, faltan unas cuantas horas para la apertura de puertas pero la cola se puede apreciar ya desde cierta distancia. Se nota que la ocasión es de esas marcadas en rojo en el calendario.
La ciudad es Madrid… la sede es la Sala But…la promotora RockNRock…las bandas Divine Ascension, Gloryhammer y Stratovarius, revivamos esta gran noche de Power Metal.


A falta de que la totalidad de la cola confluyera en las entrañas de la antigua Pacha, desde la lejana Australia llegaban Divine Ascension con su metal entre el power y el progresivo de claras influencias europeas. Tras la típica intro orquestal de toques épicos, la formación liderada por la poderosa Jennifer Borg, arrancaba con los tres primeros temas de su nuevo disco "Liberator". Composiciones maduras de ritmos rápidos intercalados con momentos más calmados que quizás dejaban poco espacio a la interacción con el público que, a pesar de ovacionar la banda al termino de cada tema, no se vio completamente involucrado.
Una constante era representada por los numerosos y virtuosos solos de keytar, guitarra y bajo de seis cuerdas. "Answers", extraída del primer disco "As The Truth Appears" (2011), daba más protagonismo a la voz del bajista Jason Meracis creando una dualidad entre dos voces melódicas que donó al tema un toque diferente y un punto de ruptura para la segunda mitad del setlist muy acertado. La actuación se cerraba con otros dos temas pertenecientes al último disco, "My Contender Lies" e "Hideaway", que finalmente conseguía involucrar a un público que coreó en apoyo al estribillo del que fue la canción más potente de las seis. Una actuación plenamente notable la del grupo australiano que, considerando la dificultad de poder volver a verles dentro de poco, dejó una grata sensación a los asistentes.

Rápido cambio de backline y…¡un momento! ¿Queda un telonero y la sala ya está a rebosar? ¡Y la gente se está arrimando al escenario como si del cabeza se tratara!
Claro, si es que el grupo que está a punto de tocar como veréis no tiene casi nada de “telonero”. Es el momento de que lleguen Gloryhammer, desde el espacio exterior. El que empezó siendo el proyecto secundario del frontman de Alestorm Chris Bowes está alcanzando cotas de notoriedad y seguidores casi equivalentes a las de los piratas escoceses. En esta gira nos vienen presentando su segundo trabajo ambientado en el lejano futuro y llamado "Space 1992: Rise of the Chaos Wizards". Ovacionados desde su salida al escenario tras la intro "Infernus ad Astra", el histriónico héroe-cantante Angus Mcfife (Thomas L. Winkler) y sus compañeros de aventuras se preparaban a combatir el malvado teclista-antagonista Zargothrax (Chris Bowes).
"Rise of the Chaos Wizards" arrancaba con una explosión de luces y doble bombo que desataba headbangings y empezaba a desgarrar poco a poco las cuerdas vocales de los asistentes. "Legend of the Astral Hammer" era seguida por "Hail to Crail", épico tema del primer disco "Tales From The Kingdom of Fife".
La canción más pop que probablemente ningún grupo de metal haya hecho nunca, "Universe on Fire", acababa de entregar completamente a la banda el público que no paraba de saltar y cantar ni con Angus McFife ni con "The Hollywood Hootsman", tema que explica como el bajista del grupo consiguió llegar a ser el Rey de California. El cierre del set era dado por "Magic Dragon" y "Goblin King of the Darkstorm Galaxy" donde asistimos al único fallo del concierto: al aterrizar de uno de los típicos saltos al puro estilo Power Rangers con los cuales el cantante Angus McFife suele animarse, el verde frontman había muteado completamente la pedalera de su compañero Paul Templing rindiendo necesaria una pequeña interrupción para el apaño oportuno. El pequeño inconveniente era rápidamente olvidado gracias al épico cierre dado por "The Unicorn Invasion of Dundee", quizás el tema más representativo del grupo. Espectacular entrega tanto de la banda como de los fans (muchos de los cuales apuesto a que habían acudido principalmente para esta segunda actuación) que dejaban el ambiente en las condiciones optímales para la lección magistral que íbamos a presenciar tras un breve cambio de equipo.

El plato fuerte de la noche llegaba puntual a las 21:30h. Era el momento de los maestros, era el momento de Stratovarius.
Arrancaron contundentes, con un sonido compacto, presencia carismática y mucha, muchísima fuerza. Como el frontman e ídolo total de la platea Timo Kotipelto explicó, el concierto iba a barrer toda la larga trayectoria de la formación finesa, haciendo especial hincapié en el nuevo disco "Eternal". Es así que alternaron la nueva "My Eternal Dream", con las clásicas "Eagleheart", "Against the Wind" y "SOS", para volver al presente con "Lost Without a Trace".
Si bien con el anterior disco "Nemesis" la compenetración entre las antiguas y nuevas canciones en directo me había resultado más chocante o difícil de digerir, las composiciones de "Eternal" se fusionan perfectamente en un setlist perfectamente estudiado.
"Phoenix", desde el inolvidable "Infinite", daba el paso al primer momento de descanso de la actuación. Lauri Porra aprovechaba el espacio para deleitarnos con un solo de bajo virtuoso a la vez que divertido, ya que consentía al publico corear ciertos riffs. "Paradise" retomaba con potencia la actuación, y los doce minutos de "The Lost Saga" nos llevaban de la mano en un viaje sensorial completo desde la solemnidad de sus coros, hasta la tranquilidad de la guitarra acústica de Matias Kupiainen.
Desde el anterior disco "Nemesis", el single "Unbreakable" se enlazaba perfectamente con el solo de teclado de Jens Johansson y el clásico final dado por la pareja "Black Diamond" -solo de batería como si de un único y virtuosísimo tema se tratara-.
El parón que llevaba al debido encore fue notablemente más corto de lo habitual, el publico demandaba más y la sala tenía prisa de echarnos. "Forever" y la nueva "Shine In The Dark" pasaron volando oscurecidas por una "Hunting High and Low" que consiguió finalmente hacer perder la voz hasta el último fan.
Único punto negativo de la noche quizás, fueron las prisas con las que la sala desalojó a los asistentes, no permitiendo el consueto encuentro con las bandas teloneras y hasta cortando el outro instrumental de Stratovarius (cosa que enfureció tanto al road manager que literalmente casi llegó a un enfrentamiento físico con un encargado de la misma).
Accidentes a un lado sin embargo, por técnica, escenografía y construcción del setlist, un concierto bastante superior al que pudimos disfrutar en la capital la vez anterior, coronado por unas bandas de apoyo más que al altura. En definitiva, como adelantaba, una lección magistral de música.

Texto: Paolo Sechem

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